El Día Más Importante de Tu Vida

Se dice que hay dos eventos importantes en la vida: el día en el que naces, y el día en el que descubres que eres responsable de tu vida. Yo estoy dispuesto a argumentar que el segundo es el más importante.

El Día Más Importante de Tu Vida
Foto de SIMON LEE en Unsplash

Soy un coleccionista de frases. Tengo un par de ellas a las que considero mis frases de cabecera. Pero sólo colecciono aquellas que se ajustan a mi filosofía de vida y realmente procuro reflexionar en ellas.

Una de esas frases es esta:

«No soy una cosa, sino un proyecto», de Simone de Beauvoir.

Esta frase me gusta por una razón: Porque me motiva a hacerme responsable de lo que me toca. Me motiva a hacerme responsable de mi, de mi situación, de como vivo, sin quejarme del pasado más de lo necesario, si no aprender de él. En pocas palabras: auto-responsabilidad.

Un elemento que, por otro lado, se encuentra en el centro del cambio y de la transformación personal.

¿Por qué? sencillo:

No eres responsables de lo que te tocó al nacer, no eres responsables de lo bueno, ni de lo malo. Si tu infancia fue maravillosa, te corresponde agradecer, moverte hacia adelante y encontrar tu camino.

Por otro lado, si te tocó una infancia dura, incluso traumática, no puedes culparte por eso. No es muy inteligente culparte o responsabilizarte por aquello que te ocurrió sin haber tomado una decisión que lo provocara.

Tus decisiones y tus actos, son tu responsabilidad, ¿pero lo que te sucedió a causa de la incompetencia de los demás? ¿cómo responsabilizarte por algo que no dependió de ti?

Y sin embargo, cuando se trata de una infancia dolorosa -aun con lo duro que suene- si que eres responsables de algo: de cuánto dejas que esos eventos arruinen tu presente.

El presente es lo que te corresponde, es tu campo de juego. Es de lo que te haces cargo. Es el lugar en el que demuestras que puedes hacer las cosas mejor.

No sugiero que tu pasado no influya en tu presente. Sugiero que a pesar de eso, está en ti decidir permanecer en las sombras del pasado, o tomar ese caos como punto de partida para construir un futuro más luminoso. Uno del que puedas sentirte orgulloso.

Y eso requiere tomar completa responsabilidad de ti mismo.

Pero es duro, lo se. Hacerte responsable de tu vida implica dejar de culpar a los demás por tu presente. Y eso significa que de un día para otro, debes ponderar con seriedad la posibilidad de que tus fracasos, tus malas decisiones, y los actos de los que te avergüenzas, aunque están cargados de tu pasado, de tus traumas y de tus experiencias no resueltas, no pueden ser adjudicados a nadie más que a ti mismo.

Por eso resulta tan conveniente la idea de que somos el resultado de nuestro pasado, porque eso nos da la comodidad de achacarle a alguien más las ineptitudes de nuestro presente. Por eso la mayoría de las personas prefieren culpar a responsabilizarse.

Es difícil, y sin embargo necesario, después de todo nadie puede alcanzar su verdadero potencial, nadie puede conocerse en profundidad, sin antes hacerse responsable de sí mismo.


Alguna vez me escuché que hay dos eventos trascendentales en la vida: El día en el que naces, y el día en el que adviertes que eres el responsable de tu vida. Yo estoy dispuesto a argumentar que el segundo es más importante que el primero.

¿Por qué? pongámoslo así: Tu nacimiento fue un evento fortuito, tú no decidiste venir al mundo, tu nacimiento no es el resultado de tu esfuerzo, ni la expresión tangible de tu voluntad.

En otras palabras, no hay un mérito intrínseco en tu nacimiento -ni en las condiciones particulares de tu infancia- que te puedas adjudicar.

En cambio, cuando te haces responsable de tu vida, en especial cuando tus circunstancias iniciales fueron desastrosas, mueves tu existencia del azar, a la voluntad, y todos los caminos que tomes a partir de ese momento, todas las decisiones, todo lo que construyas, dejan de ser el resultado de las circunstancias en las que te tocó nacer, y se convierten en tus victorias, en el resultado de tu voluntad, tu creatividad y tu esfuerzo.

Es decir, en cosas de las que SI puedes tomar crédito absoluto y sentirte orgulloso.

Las personas a menudo están en busca de píldora mágicas, de remedios infalibles que produzcan cambios en cada dimensión de sus vidas.

He aquí una píldora que ha probado su efectividad a través de los tiempos: hacerte responsable de ti mismo. No es instantánea, pero si la tomas regularmente, te lo garantizo, serás una persona distinta algún tiempo después.

Quizá una persona mejor, quizá más exitosa, quizá más feliz y sabia... ¿Cómo saberlo? Pero algo si podemos afirmar con certeza: serás una persona más alineada con tus propios términos, un "proyecto" propio como escribió Beauvoir, y no sólo el penoso resultado de las acciones de alguien más.