El Dios en el que Creo
Hace tiempo leí esto, y me causo una gran impresión, porque es muy cierto. Te lo quiero compartir:
El hombre debe sacrificar su sufrimiento.
"¿Qué podría ser más fácil de sacrificar?" Dirán todos. Pero en realidad la gente sacrificaría cualquier cosa en lugar de sus emociones negativas. No hay placer ni alegría que el hombre no sacrificaría por razones muy pequeñas, pero nunca sacrificará su sufrimiento. Y en cierto sentido hay una razón para esto. De una manera bastante supersticiosa, el hombre espera ganar algo sacrificando sus placeres, pero no puede esperar nada a cambio del sacrificio de su sufrimiento. Está -el hombre- lleno de ideas equivocadas sobre el sufrimiento: todavía piensa que Dios o los dioses le envían el sufrimiento como castigo o para su crecimiento..." — P. D. Ouspensky
No se cuales sean tus convicciones: si crees en Dios o si no lo haces, si crees en un Dios particular (como el católico) o si en cambio, tu Dios es algo más abstracto, como la energía que mantiene en armonía al universo.
Yo creo en Dios (en el abstracto), y una de las razones por las que comencé a abandonar la idea del Dios que por herencia me tocaba (el católico) es que no lograba comprender la idea del Dios vigilante, del dios que está sentado en alguna especie de trono juzgando cada cosa que hacemos mal o recompensándonos por aquello bueno que hicimos.
Esa idea, de alguien que se mantenía vigilante, pendiente de cada cosa que hacía, decía y hasta pensaba, me causaba mucho conflicto (y he de confesar: también miedo), realmente para mi no tenía mucho sentido que un Dios, tan perfecto, amoroso, bondadoso, compasivo, pudiera ser representado casi como un gendarme dedicado a fiscalizar cada cosa que hacemos, castigando y recompensando, según sus reglas.
Hoy pienso que el problema se debe a que pensamos en Dios con nuestra pequeña mente humana y no podemos evitar limitarlo con nuestros conceptos, conceptos como el mal, el bien, el castigo, el sufrimiento, el perdón y más…
Quizá te suene un poco confuso, , permíteme -y con el mayor respeto a tus creencias- explicarte porque veo esto así:
Nosotros, los seres humanos, somos los que tenemos afición por castigar, juzgar, enjuiciar, perdonar y recompensar. Lo hacemos todo el tiempo, en casa lo hacemos con nuestros hijos para educarlos (o si tú eres hijo, notarás que tus padres lo hacen contigo, todo el tiempo), en la escuela, es lo mismo: castigo cuando haces algo mal, recompensa cuando haces algo bien. En el trabajo sucede lo propio: el jefe se reúne contigo y te deja saber cuando hiciste algo bien y cuando no, y hay sanciones y bonos, según sea el caso.
Creemos, entonces, que esa es la función de Dios: castigar y recompensar. Y le atribuimos esas funciones de la forma que corresponde: Yo, ser humano, castigo y perdono en mi pequeño círculo de influencia, en cambio, Dios, como es infinitamente más poderoso, debe castigar o recompensar, según sea el caso, a todo el mundo y aun más, tiene la facultad de hacerlo al mismo tiempo, con omnipotencia.
Pero, ¿Por qué haría Dios eso? ¿Por qué Dios asumiría un rol tan humano? ¿Qué necesidad tendría Dios de estar metido en asuntos tan nuestros, tan pequeños y a menudo vulgares?
Revisando quien hizo esto y quien aquello, como si se tratara de un chisme de vecindad: quien robó un banco para castigarlo o quien adoptó una mascota para recompensarlo... ¿No te parece todo eso muy humano?
Si todo lo que nos rodea fue "creado" por Dios: desde la gravedad, los átomos, el Sol y su núcleo, hasta las montañas, los ríos, los pájaros y el cerebro con el que pensamos.
Si todo eso fue creado por Dios, sería sensato suponer que Dios se trata de una inteligencia infinita y tiene un poder, también infinito; se trata de un Dios que no tiene necesidades de ningún tipo, de modo que nada podemos hacer que le dañe y de esa misma forma, nada podemos hacer que le engrandezca más.
Cuando yo pienso en eso, lo siguiente que me viene a la mente es: Si Dios es así, si no hay inteligencia superior -en tanto que "él" diseño las leyes que dieron forma al universo que conocemos-, si es tan perfecto que no tiene ninguna necesidad que satisfacer... ¿Por qué entonces el tendría la necesidad de juzgarnos, castigarnos o recompensarnos? ¿No es esa una labor muy pequeña para un "ser" superior?
Yo creo en este otro Dios, que no está metido en nuestros asuntos, que dispuso de algunas "leyes" naturales y deja que, no sólo el mundo, sino todo el universo se desarrolle por si mismo, según las limitaciones de esas leyes.
Leyes que no hay forma de eludir, como el tiempo o la gravedad, pero también otras leyes como la causa y el efecto (también conocido como Karma), leyes que regulan al universo entero, sin la necesidad de la intervención de alguien más.
El mismo Albert Einstein, que por cierto, no era ateo, decía que él quería descubrir si Dios había tenido alguna opción después de haber puesto en marcha esas leyes naturales o si sólo había dejado que todo siguiera su curso natural una vez que las había puesto en funcionamiento.
Esto es muy importante en mi opinión, porque significa que Dios no está vigilando cada cosa que sucede para asegurarse que todo va como lo tenía previsto, sino que dispuso de algunas leyes fundamentales sobre las que el universo, y por extensión nuestro planeta y nosotros, vamos evolucionando de forma natural.
¿Por qué es importante todo esto? Porque de esa forma podemos abandonar la idea de que el sufrimiento es bueno para nosotros, de que lo merecemos por alguna cosa que hicimos o que nos va a reportar algún beneficio padecerlo.
El sufrimiento es una de esas emociones terribles, pero que nosotros nos hemos auto-impuesto. Dios no tiene la necesidad de enviarnos castigos o recompensas por lo que hacemos.
Existe, si, una ley de causa y consecuencia que rige a todo el universo y se autoregula, y no hay sufrimiento que nos vaya a a liberar de ella (por eso en el estoicismo, budismo y otras filosofías y corrientes nos instan a hacernos responsables de nuestros actos y decisiones), pero más allá de eso, perpetuar nuestro sufrimiento por considerar que de esa forma obtendremos algo o nos liberaremos de alguna consecuencia, no tiene mucho sentido.
¿Y cuál va a ser la consecuencia de nuestros actos negativos o positivos? No lo sabemos, es imposible que con nuestra mente limitada podamos descubrirlo y por lo tanto, no vale la pena desgastarse mucho en eso, sólo dejar que las cosas sigan su curso natural, y a la par, mantenernos dignos y aprender tanto como podamos de ello, tanto si es "bueno" como "malo".
Y así me gustaría terminar esta reflexión, , reafirmando mi postura de que no es mi intención cambiar tus creencias espirituales, si no invitarte a cuestionar lo que hemos aprendido desde pequeños y que hemos aceptado sin chistar.
Mi intención si es cuestionar lo que has aprendido acerca del sufrimiento y de su utilidad en tu vida... y ante todo, cuestionar con todo el ánimo, esa idea tan nociva de la que Ouspensky habló, esa creencia supersticiosa de que obtendremos alguna recompensa o purificación a cambio de nuestro sufrimiento.